De crío, después de perder dos ordenadores por las constantes mudanzas, soñaba con un ordenador portátil que me cupiera en un bolsillo; en esa época me habría conformado con algo tipo 386, aunque ya asomaban la cabeza los primeros Pentium III.
Hace poco conocí la existencia de los mini portátiles: ordenadores PC con todas sus letras, teclado, pantalla, puertos... pero en tamaño reducido, entre 7 y 9 pulgadas. Más pequeños que los netbook (ya extintos) o los ultrabook (más finos que pequeños). Me enamoré de la idea inmediatamente.
Los he visto con micros muy limitados y otros capaces de medirse con ordenadores gaming. Estuve tentado de tirar la casa por la ventana y comprarme un GPD Win Max, con su AMD HX370 y sus 64GB de RAM, pero el precio (unos 1700€) y el teclado sólo qwerty US me echaron para atrás.
Al final tiré por algo intermedio: un Crelander P8, que ronda los 300€. El mismo modelo se vende con otros nombres comerciales. Después de mucho rumiarlo, me decidí a comprar uno. Lo pedí con envío desde España (a sabiendas de que me iban a hacer drposhiping, pero con la tranquilidad de que otro se hiciera cargo de los papeles de aduanas), y con un SSD de 512GB instalado (para disponer de un Windows preinstalado funcional al que extraerle los drivers).
Se trata de un portátil de 8 pulgadas (197 x 136 x 21 mm) equipado con:
- Intel N100
- 12GB de RAM DDR5 (soldada en placa)
- USB-C completo (datos, carga y vídeo)
- USB-A 3.2 (que se desconecta al cerrar la tapa)
- Puerto HDMI de tamaño completo
- Jack de audio de 3,5mm
- Puerto Ethernet Gigabit
- Wifi 6
- Bluethooth 5.2
- Pantalla de 1280x800 táctil (compatible con MPP)
- Teclado retroiluminado, con distribución qwerty ES.
- Puerto interno M2 compatible con SATA y Nvme.
Pesa 780g, es muy cómodo de llevar, la batería dura unas 4 horas de uso medio y el cargador parece de teléfono móvil (aunque proporciona 12v / 30W). Comparado con mi portátil anterior, de tamaño completo y con un ladrillo de cargador que era una condena, éste es todo un alivio para mi espalda.
Toda la carcasa es de aluminio, lo que supone una ventaja y un inconveniente: disipa el calor que da gusto, así que el equipo nunca se calienta de más por mucha caña que le demos, pero puede ser muy incómodo tenerlo en el regazo si se le pide mucho al procesador.
La pantalla se puede girar para usar en "modo tablet", aunque no le he dado uso a esta función.
Experiencia
Lo primero que hice fue clonar el disco tal y como viene de fábrica con Clonezilla, extraer la clave de activación de Windows y todos los drivers. Después de un formateo güeno güeno, particioné el disco, instalé Windows 11 24H2, conecté el Ethernet para que descargara drivers (entre otros, los del WiFi), probé la clave (no funcionaba), instalé los dispositivos para los que Microsoft no tiene drivers gracias a la copia que hice antes, actualicé Windows, activé Windows con otra clave, actualicé Windows, actualicé Windows, instalé Firefox, actualicé Windows, usé CrystalDiskMark para comprobar la velocidad real del SSD, actualicé Windows… Ah, y reinicicié. Reinicié muchas, muchas veces.
Cuando me cansé de ver el arranque de Windows una y otra vez, saqué mi precioso Ventoy, arranqué Linux Mint en modo live y… ¡Está vivo! ¡MWUAHAAAHAAAHAA!
No, en serio, me sorprendió mucho: todo, absolutamente todo, funcionó a la primera: WiFi, panel táctil, Bluethooth, USB, audio, disposición del teclado… Lo único es que la pantalla estaba rotada y tenía mucho “tearing”. Ya explicaré cómo solucionarlo en otras entradas, porque tiene miga.
En fin, desde el modo live instalé el sistema, y tras un único reinicio ya estaba todo funcionando. Desinstalé los programas que no uso, instalé los que me gustan, le puse un tema de Windows 98 monísimo de la muerte y empecé a configurar las cosas a mi gusto.
He instalado Lutris para cargar juegos y ciertos programas de Windows (BricsCAD, eMule…).
Llevo unos meses usándolo (con Linux, obviamente) y me está
dando alegrías y disgustos a partes iguales, aunque debo decir que los
disgustos son, sobre todo, por culpa del ecosistema Linux actual: la GPU
integrada en los N100 se comporta bastante mal con Xorg, y Wayland
sigue sin estar listo para uso diario.
Cualquier distro derivada de Debian 12 o Ubuntu 24.04 funciona "out of the box",
excepto por un detalle curioso: como la pantalla se fabricó
originalmente para tablets, está pensada para usarse en vertical, así
que el sistema, en principio, se muestra todo "girado" 90º a la
izquierda. Nada que no se resuelva con un sencillo xrandr -o right (si se usa Xorg) o, mejor aún, añadiendo
GRUB_CMDLINE_LINUX="fbcon=rotate:1 video=DSI-1:panel_orientation=right_side_up"
en /etc/default/grub y ejecutando un bonito sudo update-grub. Así se aplica a todo el sistema desde el arranque.
Le acabé cambiando el SSD cutre que llevaba (SATA, marca Nisu) por una unidad Nvme de 1TB de calidad... media, comprada en tienda física. El salto de velocidad de arranque y respuesta ha sido brutal.
El plan era usar el SSD cutre como unidad externa con un adaptador, pero se quemó al poco tiempo. Menos mal que no lo hizo dentro del ordenador.
NOTA: Aquí quiero descargar disculpas al fabricante: me consta que les envía el PC ensamblado pero sin unidad SSD a los vendedores, y éstos son los que eligen con qué unidades venderlo (por eso en los anuncios siempre se puede elegir la capacidad o comprarlo sin SSD). El responsable de meter un SSD cutre salchichero de velocidad reducida es del vendedor, no del fabricante.
He particionado de la siguiente manera:
nvme0n1p1 (500MB): FAT32 - UEFI.
nvme0n1p2 (205GB): ext4 - Linux Mint, incluyendo el /home.
nvme0n1p3 (743GB): ExFAT - Partición de datos, accesible
desde Windows y Linux. Aquí van mis archivos personales, la música, las
descargas… Básicamente, todo lo que no requiere integrarse con el
sistema operativo.
nvme0n1p4 (60GB) y nvme0n1p5 (700MB): NTFS - Windows y sus cosas.
nvme0n1p6 (16GB): swap (más que nada para habilitar la hibernación).
Pruebas:
Burnout Paradise, Dead Space 1 y 2, Mirror's Edge, Crysis y Bioshock funcionan de maravilla con Wine/Proton con gráficos en alto y "ultra" (según el juego), aunque he sufrido algunos cuelgues por una mala integración entre Vulkan y el driver de la gráfica, que aún es muy reciente. En estos meses se ha ido actualizando el driver y reduciendo los cuelgues.
GameCube en Dolphin, a resolución x2, va suave como la seda, pero con los mismos problemas de estabilidad que con Wine/Proton.
Doom 3 con el motor Dhewm3 (nativo). Le intenté poner un pack de texturas HD, pero el sistema no puede asignar suficiente RAM como VRAM y el juego se cuelga. Reduje las texturas absurdamente grandes del pack descomprimiendo los archivos pk4 del pack, reduje a la mitad todas las que pasaran de 1024x1024 (usé XnConvert) y volví a comprimir los pk4. Ahora funciona, se ve mucho mejor que el Doom 3 original en "ultra" y va suave como la seda.
Tengo varias VM con Windows XP, 7 y 10 para ciertos programas muy puñeteros. Arrancan en segundos, se mueven con fluidez y no he sufrido problemas de compatibilidad ni estabilidad.
En cuanto a tests de estrés, lo puse a tope de procesador, GPU y red durante un par de horas en plena ola de calor (casi 40ºC en casa) y no pasó de 80ºC. Normalmente se mantiene entre 40 y 60ºC. El ventilador apenas se oye. No tengo quejas en este sentido.
De momento, todo lo que estoy haciendo con Linux es en este equipo, así que será el hardware de trabajo con el que escribiré las próximas entradas. Lo menciono porque algunos de los temas que quiero tratar están muy ligados al hardware (Xorg vs Wayland, tearing con GPU Intel, gestión de temperaturas...) y a la distro que estoy usando (Linux Mint 22 con escritorio Cinnamon), igual que en otros tiempos mis textos estuvieron basados en el hardware que tenía entonces (el HP que se quemó, el netbook NB500, el HP CoreDuo de 32 bits...) y a la distro que usaba (LXLE y Debian con LXDE). Al final, este blog no es un "curso de Linux", sino más bien un "diario de viaje" de mis aventuras pingüineras.
Se ha convertido en mi ordenador principal para todo: en casa lo tengo con monitor externo, altavoces, ratón y teclado, y lo uso como un sobremesa cualquiera; cuando tengo que salir, desconecto el USB-C y el HDMI y me lo llevo en un bolso de mano o, en invierno, en el bolsillo del chaquetón, acompañado por un mini ratón Bluethoot que compré a tal efecto, y andando.
Ahora mismo estoy construyendo un "dock" a medida para aliviar ese infierno de cables que puebla mi mesa, Va a llevar de todo: DVD, HDD, cables retráctiles, botones multimedia, puertos libres para todo... pero eso ya lo explicaré cuando termine con ello.
BONUS: Un sencillo render de concepto de cómo será el dock:

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