viernes, 26 de abril de 2013

Motivos y razones

Bueno, por lo que se ha visto en entradas anteriores pasarse a Linux exige ciertos sacrificios y cierto aprendizaje. Entonces, ¿por qué tomarse la molestia? Pues por más de una razón, como suele ocurrir:



Elección
En Windows tenemos un gestor de ventanas (Explorer, directamente dependiente de MS Internet Explorer), un escritorio (que no es más que una ventana), una barra de inicio o dock, un gestor de archivos, etc... Todos estos elementos pueden cambiar radicalmente de funcionalidades y manejo entre unas versiones y otras, como ocurrió con el menú de inicio en XP, con la barra de inicio en 7 o con casi todo en 8 (y si no te gusta Modern UI, te aguantas, porque es lo que hay).

En Linux hay decenas de cada uno de estos elementos para elegir. Si no te gusta el criticado escritorio Unity de Ubuntu siempre le puedes instalar aparte un bonito Gnome (y desinstalar Unity o dejarlo ahí por si te apetece usarlo otro día... o por si el ordenador lo usa más de una persona con gustos diferentes). Si KDE consume demasiados recursos para tu PC, puedes ponerle XFDE, que funciona hasta en una tostadora. Si no te gustan las carpetas de Dolphin, pues le pones PSMan o Konkeror, por ejemplo.


Precio
Partamos de una base: Windows no es gratis, ni mucho menos. Que te venga con el ordenador no significa que lo regalen con éste. Te lo han cobrado junto con el precio del mismo. Si era un ordenador de serie, la licencia de Windows te habrá costado unos 100 € (versión OEM); si te lo han montado por piezas puede subir hasta unos 300 €. Y no, las versiones pirata no son una opción hoy día (especialmente en empresas). Harto estoy de reparar equipos hasta arriba de porquería por falta de actualizaciones derivadas de usar una versión pirata o por usar versiones modificadas con más agujeros que un colador (como los famosos Windows UE y similares).

Linux es gratis. GRATIS. Al menos, las versiones domésticas (las que se usan en servidores son otro tema). Las empresas que se dedican al desarrollo de este sistema se financian vendiendo soporte profesional o a través de donaciones voluntarias, no por la venta. Si no vas a utilizar Windows en tu próximo ordenador puedes pedir que te lo vendan sin sistema operativo (S.O.) o bien solicitar a Microsoft un reintegro por una licencia no instalada (complicado,pero posible), con lo que el ordenador sale sustancialmente más barato.


Soporte
Microsoft ofrece un servicio de soporte... limitado, por decirlo suavemente. Las "soluciones de problemas" automatizadas raras veces resuelven nada, el soporte telefónico es del tipo "¿ha probado a apagarlo y encenderlo de nuevo?" y fuera de eso sólo queda el soporte privado (caro y muy limitado debido a lo cerrado del sistema).

Linux tiene un soporte gratuito increíblemente eficaz: sus propios usuarios. Además del soporte oficial que provee gratuitamente cada distribuidor hay cientos (si no miles) de foros soportados por aficionados capaces de resolver cualquier duda (también los hay para Windows, pero no tan numerosos), además de grupos de aficionados en casi todas las ciudades de cierta importancia que se reúnen cada cierto tiempo para resolver problemas en persona. Aparte puede uno suscribirse a soportes oficiales profesionales muy baratos y, por lo general, mucho más capacitados que los que hay para Windows.


Mantenimiento
Todos los sistemas Windows tienen a ralentizarse con el tiempo: acumulación de actualizaciones, archivos temporales, errores, porquería en el registro, fragmentación en el disco, drivers obsoletos, programas con autoarranque... Eso sin olvidar el malware: virus, troyanos, adware, gusanos, dinosaurios, etc... que obligan a usar un antivirus, un antri otros bichos y un vacunador como mínimo, y aún así siempre entra algo. Tres opciones: formatear y empezar de cero al menos una vez al año (solución del que sabe), hacer una reparación a fondo una vez colapsa todo sin reinstalar (solución del que sabe más) o realizar un mantenimiento preventivo al menos una vez a la semana (solución del sabio máximo, uséase, yo =8P ).

En Linux también ocurren estas cosas, pero menos, muuuucho menos. Hay sistemas corriendo Linux desde hace 10 años que siguen funcionando como el primer día. Las actualizaciones raras veces suponen mayor carga de trabajo. Los sistemas de archivos que se usan apenas se fragmentan. Los archivos temporales se limpian automáticamente. No hay registro. El autoarranque de cualquier programa se puede cambiar desde un entorno amigable (toca olvidarse del horrendo "Inicio/Ejecutar/M S C O N F I G, etc...").

Caso particular: He tenido Windows XP sin actualizar corriendo en mi viejo AMD K6 con 128Mb de RAM mientras escuchaba música y trabajaba con programas de CAD y diseño gráfico al mismo tiempo y sin ralentizaciones. Ahora no hay manera de que un XP SP3 vaya suave en un Pentium IV con menos de 1Gb de RAM.

Otro: Además de encargarme de todos los PCs de mi casa (mi Core2Duo, el P4 de mi padre y el netbook Atom) también hago algunos "trabajos extra". Hace poco hice una puesta a punto en una autoescuela: 9 P4, todos con XP y menos de 1Gb de RAM. En unos bastó con una limpieza general, en otros hubo que reparar y un par hubo que formatearlos y empezar de cero. Da igual: toooodos van a pedales una vez actualizados. Por supuesto hubo que limpiar virus, limpiar otros bichos, limpiar registro y archivos temporales, defragemntar, eliminar programas de arranque automático, desinstalar programas innecesarios, desactivar servicios supérfluos, actualizarlo todo, etc...


Rendimiento
Si tenemos un PC potente, Windows 7 y 8 van que vuelan. Si tenemos un equipo de hace 5 años o más, o que simplemente es de gama baja, tendremos que usar una versión obsoleta de Windows (XP e inferiores) o una recortada de 7 y 8 (los infames "Starter")... y aún así no obtendremos grandes resultados.

Linux está construido de otra manera: puedes crear una distribución actual con apenas el núcleo del sistema, un interprete de comandos y poco más. que funcione en un viejo 486 y sirva de router, de servidor de correo o de cualquier otra tarea poco exigente. Puedes meter un escritorio ligero y darle uso a ese viejo PIII que tienes criando polvo. Puedes meter un escritorio más reshulón, quitarle efectos especiales y hacer que tu viejo DualCore de primera generación vuele como no lo ha hecho en años (doy fe). Todo el sistema es completamente modular, de forma que se pueden poner y quitar "piezas" para adaptarlo al equipo al que esté destinado y a las funciones que le queramos dar.

Caso particular: Un amigo tiene un netbook Prixton, un aparatejo horrible con procesador ARM de menos de 300Mhz que venía de serie con un limitadísimo Windows CE. No se podía hacer nada con él, y hasta para la tarea más simple se tiraba minutos pensando. Le metí un pequeño Debian adaptado que encontré por Internet y ¡magia! Aquel cacharro ya era capaz de abrir películas desde un disco externo, navegar por internet, chatear, reproducir música, editar documentos... El mismo sistema operativo es el que se usa en los grandes superordenadores para fines científicos y en los enormes clústers distribuidos con los que se crean las películas por animación 3D de hoy día.


Seguridad
En Windows más nos vale tener todos los parches de seguridad del mundo mundial, un cortafuegos decente (no, el de serie no vale), un antivirus decente actualizado y no pirata, un antibichos con protección en tiempo real y sistema de vacunación, una vacuna USB, un navegador decente (cualquiera menos IE), etc... Y aún así algún bicho se cuela de tanto en tanto, por lo que toca hacer análisis profundos cada cierto tiempo (menos de uno al mes ya es una temeridad). ¿Por qué? Pues porque todo el sistema se ha montado sobre una mala base. Este sistema se creó para ordenadores que no tenían conexión a Internet de ningún tipo (si acaso para intranets locales muy primitivas... y eso en casos excepcionales), donde sólo se podía ejecutar un programa a la vez y donde sólo usaba el ordenador un único usuario. Sí, hablo de MS-DOS. Esos tiempos quedaron muy atrás y los sistemas Windows actuales poco tienen que ver con él, pero se ha ido creciendo siempre a base de parches y limitados por la obligada retrocompatibilidad (que no es tanta, por cierto).

Linux no deja de ser una copia de Unix: fue concebido para ser multiproceso, multiusuario, con estrictos protocolos de seguridad y pensando siempre en el manejo de redes. Oh, no existe ningún sistema 100% seguro y por supuesto que cada cierto tiempo se descubren agujeros de seguridad, pero éstos raras veces son realmente preocupantes (sobre todo para el usuario doméstico) y generalmente aparecen parches a las pocas horas de su descubrimiento (en Windows suelen tardar semanas o meses, y es que no es lo mismo depender de una reducida plantilla de trabajadores que de una comunidad de miles de expertos independientes). Bueno, sin olvidar que, al ser un sistema mucho menos usado, los creadores de malware prefieren enfocarse en Windows (y, últimamente, en Mac y Android), cosa que también ayuda.

Caso particular: Supongamos que alguien se toma la molestia de hacer un virus para Linux, que ya es raro. Supongamos que consigue que lo instalemos en nuestro sistema, que ya es difícil. Bien, ese virus puede infectar archivos de nuestro usuario, pero no podría infectar los del sistema, puesto que no tendría permisos adecuados (y eso sí es difícil de esquivar).


Comodidad en tareas del sistema
Vamos a instalar Windows: esperamos a que cargue el gestor de instalación, elegimos "instalar", esperamos mientras copia archivos, nos pide los ajustes regionales, esperamos mientras configura, nos pide el nombre de usuario y demás, esperamos mientras configura, nos pide el número de serie, esperamos mientras copia y configura, reinicia, arranca, "se ha detectado nuevo hardware", reinicia, "se han encontrado chopocientasmil actualizaciones", reinicia...
Vamos a instalar un Linux doméstico típico: esperamos a que arranque el gestor de instalación, elegimos "instalar", nos pide los ajustes regionales, el nombre de usuario y demás al mismo tiempo que copia archivos, instala actualizaciones (en algunas distribuciones busca las actualizaciones antes de instalar e instala sólo archivos ya actualizados), reinicia y arranca el sistema. Ya está todo funcionando, incluyendo la mayoría de programas de uso cotidiano (navegadores, editores gráficos, reproductores multimedia, suite ofimática, etc...).

Instalemos un programa típico en Windows: vamos a la página en cuestión, descargamos el instalador, lo ejecutamos, siguiente, acepto, siguiente, sigui... ¡no quiero otra barra para el navegador!, siguiente, sigu... ¡tampoco quiero otro antivirus!, finalizar.
Instalemos un programa típico en Linux: vamos a la página en cuestión, descargamos el paquete, lo ejecutamos, acepto, siguiente, finalizar. O bien vamos a nuestro gestor de paquetes preferido (a mí me gusta Synaptics), usamos el buscador integrado para encontrar el programa, lo seleccionamos y le damos a "instalar".

Vale. Estamos en una instalación limpia y vamos a dejarla lista para trabajar.
En Windows, repetir el paso anterior 10 ó 15 veces. ¡Puf!
En Linux podemos hacerlo desde el gestor de paquetes, pero buscamos y seleccionamos todos los programas de una sola vez y le damos a "instalar". El programa se encarga de descargar e instalar todos los programas, y cuando esté todo listo nos avisará. Así de simple.

Hagamos la actualización general del mes (y poco se me hace) en Windows: abrimos un programa, le damos a actualizar (en muchos casos esto nos lleva a la página del desarrollador: descargar, ejecutar, desinstalar, instalar, etc...) y listo. 20 ó 30 veces, ya que una cosa son los programas con los que sabemos que vamos a trabajar y otra muy distinta los que acabamos teniendo instalados.
Toca actualizar el sistema. Si es automático: "Debe reiniciar el sistema para aplicar los cambios. [Reiniciar ahora] [Dar por saco dentro de 10 minutos]". Si es manual: Windows Update, Rápida, esperar... instalar, reiniciar y repetir, siempre repetir (porque nunca lo instala todo de golpe). En una instalación nueva de XP o Vista he tenido que reiniciar unas 10 veces; casi un día entero pendiente del ordenador entrando a Windows Update, instalando, reiniciando y repitiendo.
Y esto sin contar los programas y drivers que requieren reinicio, que ésa es otra...
Actualicemos el sistema en Linux. Todo el sistema: programas, drivers y sistema operativo. Nos vamos al gestor de paquetes, filtramos por actualizaciones, seleccionamos todas y le damos a "instalar". El programa se encarga de descargar e instalar todos los programas, y cuando esté todo listo nos avisará. Así de simple, y casi siempre sin reiniciar.

¿Estabilidad?
Hace años este punto habría sido el primero, pero siendo sincero creo que los sistemas Windows han avanzado muchísimo en este aspecto. Windows XP con SP3 es realmente estable (nada que ver con sus primeras andanzas, desde luego), he usado Vista SP1 y SP2 durante tres años sin cuelgues (una vez más, nada que ver con sus comienzos), 7 no deja de ser un Vista SP2 con un menú de inicio modificado, y 8 no deja de ser un 7 optimizado y con una interfaz rediseñada. Quizá en el ámbito de los servidores sea distinto, pero en el doméstico MS ha demostrado que es capaz de mejorar sus sistemas hasta hacerlos muy robustos.
Linux, por su parte, siempre ha sido una roca y sigue siéndolo. Nada que añadir...

Esta entrada no estaba programada, pero espero que os haya gustado.
En la próxima, esta vez sí, prometo empezar con la parte divertida: mis propios batacazos. =:P

No hay comentarios:

Publicar un comentario