martes, 2 de julio de 2013

Tropezando, parte 1

En primer lugar, siento haber estado tanto tiempo inactivo. Entre problemas personales, exámenes, trabajo y otros proyectos que tengo en marcha no me han quedado tiempo, ganas ni fuerzas para seguir peleando en este ruedo.
En segundo lugar esta entrada será corta, entre otras cosas porque sólo son viejas batallitas perdidas y, de momento, prefiero centrarme en las nuevas batallitas ganadas (son menos deprimentes).

Hale, la experiencia que me llevó a elegir una distribución concreta:



Pruebas preliminares:

En un primer momento probé con Ubuntu. Al ser tan popular, debía tener soporte de sobra. La primera en la frente: viene con un escritorio horroroso, más propio de un teléfono móvil que de un PC.
Buscando, veo que hay una distribución derivada, exactamente igual pero con escritorio KDE (más parecido al de Windows), llamada Kubuntu. El gran inconveniente fue el idioma: no hubo manera de ponerla en español...
Habiendo usado Guadalinex en otros PCs con buenos resultados, intenté instalarla en mi PC. ¿Resultado? ¡No arrancaba ni el instalador! Al parecer había alguna incompatibilidad con mi tarjeta gráfica, y sin siquiera poder instalar a ver cómo me pongo a configurarla...

La que parecía la buena:


Mis primeros pasos en Linux fueron con una distro Mandrake (antes de ser Mandriva) y me gustó. De hecho, me gustó tanto que, cuando me decidí a volver, busqué la última Mandriva... y no fue todo lo bien que me esperaba.

La primera vez que la instalé me dio problemas con los permisos para acceder a mis otras particiones (una NTFS con el sistema Windows y otra FAT32 para datos). La segunda vez funcionó a la primera. Las siguientes, unas funcionaba y otras no. Sigo sin saber qué pasaba...
¡Ah! Cuando le daba por funcionar, sólo lo hacía después de haber entrado manualmente y haber puesto la contraseña de root. Eso implica que no podía,por ejemplo, abrir un archivo desde un programa sin entrar antes en cualquier carpeta de ese disco.

El WiFi funcionaba cuando quería. Mejor dicho: en un principio no funcionaba, pero después de dar mil y una vueltas (y flashearlo, con los riesgos que conlleva), funcionaba un rato hasta que le daba la gana de apagarse, y entre tanto dejó de funcionar la red de cable.

En Windows siempre he sido fiel a Winamp. En Linux lo más parecido era Xmms, pero me dio mil y un problemas. Algo tan simple como subir y bajar el volumen supuso cambiar y configurar mil veces el plugin de audio del programa, el servidor de sonido del sistema, el driver y mil cosas más... para acabar cambiando al puñetero Xmms por el Audacious (derivado de éste).

También probé con la distribución Mandriva Rosa, una derivada de Mandriva más actualizada y con algunos de estos problemas resueltos... peor que, a cambio, me dio dolores de cabeza con los repositorios.



Para la próxima, la refinitiva: LXLE, una distro que funciona (de momento).

2 comentarios:

  1. Ánimo con la busqueda de tu distro ideal, yo en lo poco que estuve con Linux ande por Ubuntu y Kubuntu cuando el primero cambió a Unity (ese entorno que es HORROROSO), y el idioma no me es un problema en cuanto a Kubuntu (si lo era para mi padre por aquel entonces que también usaba mi PC).

    Finalmente siempre recaigo a Güindous a causa de mi fe a dios, Gabe Newell.

    Y un ordenador con dos sistemas no es lo que quiero.

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    Respuestas
    1. De momento, LXLE me parece una distro estupenda.
      En cuanto a Unity, es curioso que, viniendo de serie en Ubuntu, sólo un 12% de sus usuarios lo utilice (http://www.jesusda.com/blog/index.php?id=496). ¿Imaginas que en Windows un 78% no usara Explorer como escritorio? =XD

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