domingo, 20 de julio de 2014

Tropezando - Parte 15 - Grub Customizer

Cualquiera que haya instalado Windows y Linux en la misma máquina, se habrá percatado de que, durante el arranque, se le permite elegir qué sistema operativo ejecutar y, normalmente, una de las opciones aparece seleccionada por defecto y el ordenador cargará ese sistema operativo pasados unos segundos a no ser que el usuario intervenga.
Hoy vamos a ver cómo cambiar esto de forma muy fácil en distribuciones que utilicen GRUB2 o BURG, usando el programa Grub Customizer.

PRECAUCIÓN
 Tocar el GRUB no es ninguna tontería: un pequeño error puede impedir que el ordenador arranque. En consecuencia, más nos vale tocar con cuidado. Si alguo saliera mal, siempre estamos a tiempo de reparar el GRUB usando una distribución en Live CD o Live USB tal y como describí aquí (el proceso es el mismo), pero mejor no tener que recurrir a esto.

 

Instalación

Ubuntu (y deribados, paquetes deb)

Lo primero es añadir el repositorio del programa. En Launchpad hay varios repositorios disponibles, dependiendo de la versión de Ubuntu que utilicemos. Basta con seleccionar nuestra versión en el botón "Choose your Ubuntu version" y copiar la primera línea (la segunda es para el código fuente).
Una vez añadido el repositorio, usamos nuestra herramienta favorita (Synaptics, Apt-get o el que sea) para actualizar la lista de paquetes y buscar el paquete "grub-customizer" .

Fedora (y derivados de Red Hat, paquetes rpm)

No hay repositorios oficiales y en Launchpad sólo nos permiten descargar el código fuente para compilarlo nosotros mismos. Esquivando estas complicaciones, en RPM Find tenemos unos bonitos paquetes RPM actualizados y listos para usar. No hay más que elegir la versión deseada, en 32 o 64 bits según el sistema que tengamos instalado, e instalar normalmente.


Opciones

El programa debería estar en "Herramientas del sistema", aunque eso puede variar según el entorno de escritorio que usemos. Nada más cargarlo nos pedirá nuestra contraseña, ya que editar el GRUB requiere permisos de superuruario.
La interfaz es sencilla, con un menú superior clásico y tres pestañas que nos llevan a distintos apartados. La primera que vemos nos muestra el listado de entradas que veremos durante el arranque y nos permite editarlas, borrarlas y reordenarlas.
No recomiendo tocar nada aquí sin saber muy bien lo que se hace.

La segunda pestaña nos permite editar, entre otras cosas, el tiempo de espera antes de arrancar con la opción por defecto y cuál será esa opción. Este punto será, quizá, el más interesante: podemos elegir que arranque siempre por defecto con Linux, con Windows o con el último sistema que hayamos usado, muy útil cuando cambiamos de sistema por temporadas.
También tenemos un botón que nos llevará a las opciones avanzadas... y que recomiendo no pulsar si no es estrictamente imprescindible. Muchas de las opciones que aquí aparecen son las mismas que vimos antes pero en formato de lista, y otras opciones, si he de ser sincero, no sé ni lo que son (ni falta que me hace).

La tercera pestaña nos permitirá jugar un poco on el aspecto del GRUB. No es ninguna maravilla, pero al emnos podremos cambiar el tipo de letra, el color del texto e incluso poner una imagen de fondo.
Tiene una opción para instalar temas, pero dadas las limitadas características de éstos (las mismas que da el programa) y la dificultad de encontrarlos, mejor lo pasamos por alto.
Se puede cambiar la resolución de la pantalla de arranque. Eso mejorará notablemente su aspecto (sobre todo en pantallas panorámicas, a las que el estándar 640x480 no les sienta muy bien), pero a cambio perderemos algo de tiempo en cada arranque (los cambios de resolución no son instantáneos).

Para terminar

Cuando todo esté a nuestro gusto, pulsamos en el botón "Guardar" y vamos a "Archivo/Instalar en el MBR". Nos preguntará cuál es el disco en el que tenemos el sector de arranque (típicamente, sda o hda).
Ya podemos reiniciar para ver los cambios... y cruzar los dedos para que todo haya salido bien. =:P

 Esto ha sido todo por hoy. Espero que os haya resultado útil y fácil de hacer. ¡A seguir perdiéndole el miedo al pingüino!

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