miércoles, 16 de julio de 2014

Preparando las maletas VI - Instalando Linux (LXLE)

Hoy vamos a hacer algo fácil, muuuy fácil: instalar Linux. En otros tiempos esto era una tarea sólo apta para profesionales (y aún hay distros concretas que poca gente sabe instalar), pero hoy día casi todo está automatizado, con instaladores gráficos muy sencillos y pocas elecciones que tomar más allá de nuestro nombre de usuario y la zona horaria. De hecho, la mayoría de las distros actuales son más fáciles de instalar que Windows: las particiones se tratan desde el mismo instalador sin necesidad de programas externos, no hay que escribir ningún número de licencia y tampoco es necesario estar pendiente de que el ordenador reinicie varias veces y se quede esperando nuestra respuesta sin hacer nada.
Sin más tonterías, derribemos el mito: cualquiera puede instalar Linux sin demasiados problemas.

Elegir una distribución

Obviamente, es lo primero que debemos hacer... aunque es un tema muy extenso y se retomará en próximas entradas.
En este caso voy a describir la instalación de LXLE, que es mi distro de cabecera, pero todas las habituales se instalan de forma muy parecida.

Descargar y grabar

La descarga suele hacerse desde la página oficial de la distribución, ya sea por descarga directa o por BitTorrent. El resultado debería ser un archivo ".iso" de considerable tamaño (entre 0,5 y 4GB es bastante razonable) que podemos grabar sin más en un CD o DVD con cualquier programa de grabación de discos*.
Si no queremos (o no podemos) usar discos, también podemos usar un pendrive con la capacidad suficiente y algún programa específico para esta tarea**. 
No creo necesario entrar en más detalles sobre el tema: cualquiera con unos conocimientos básicos de informática sabe grabar una imagen de disco, y los programas para usar pendrives apenas tienen tres opciones autoexplicativas (¿Cuál es el pendrive a usar? ¿Dónde está la iso a grabar? ¿Empiezo ya?).

* Recomiendo ImgBurn o InfraRecorder. Ambos son gratuitos y llevo años usándolos sin el menor problema.
** Recomiendo UNetbootin o Universal USB Installer. También son gratuitos y me han dado muy buenos resultados.

Instalando

Procedemos a arrancar el ordenador con el disco o el pendrive. Es posible que haya que configurar la BIOS del ordenador para que arranque desde ahí, pero el proceso es muy diferente dependiendo del modelo y fabricante de cada ordenador, así que cada cual que lo mire en el manual de instrucciones pertinente.

Una vez cargue el cargador del sistema (valga la redundancia), lo habitual es que nos pregunte si queremos probar el sistema en modo Live (arrancar Linux sin necesidad de instalarlo), pasar directamente a la instalación o hacer un test de memoria, entre otras opciones. Siempre es aconsejable el modo Live, porque así podremos comprobar si la distribución elegida nos gusta y se adecúa bien al hardware, además de que también se puede instalar desde ahí con el añadido de poder usar el ordenador durante la instalación.
Sea cual sea el método que usemos para llegar al instalador, normalmente tendrá un aspecto parecido a éste:
Si el instalador lo permite, recomiendo instalar software de terceros (códecs, drivers, Flash, etc...) y descargar actualizaciones durante la instalación. De lo contrario, siempre se puede hacer más tarde.

Ahora nos preguntará cómo queremos instalar Linux. Si venimos de Windows, lo más aconsejable sería aprovechar el espacio disponible de la partición de Windows creando una nueva partición para Linux, aunque también podemos optar por cargarnos Windows y dejar sólo Linux o mi opción favorita: particionar "a pelo" (lo que en la captura viene como "Más opciones").

Aquí, justo en este paso, es donde viene la parte complicada del asunto... y donde nos vendrá de perlas el post anterior.
Al que lleve instalando Windows y MS-DOS desde hace años y haya sufrido el Fdisk, la próxima captura puede provocarle un orgasmo instantáneo:

 Nos encontramos frente al gran Gparted, uno de los muchos particionadores gráficos que llevan años siendo habituales en Linux. La barra superior representa el disco duro seleccionado, y cada porción de color es una partición con el espacio físico que ocupa en disco. En este caso se pueden ver mis particiones: una NTFS con Windows 7 instalado, otra más grande en FAT32 para datos, otra Ext4 recién creada para Linux y otra más pequeña en SWAP para espacio de intercambio.
Para editar (renombrar, redimensionar, mover o formatear) o borrar una partición basta con seleccionarla en la lista y elegir la opción pertinente. Para crear una nueva partición primaria o extendida basta con seleccionar un hueco sin particionar del disco y pulsar en el botón [+]. Para crear una partición lógica, igual pero seleccionando un hueco en la partición extendida.

En cuanto al tamaño de cada partición, lo ideal es dejar al menos 50GB para cada sistema operativo en previsión de futuras actualizaciones y porque es en éstas en las que se instalarán los programa, y con el resto del espacio podemos crear una partición sólo para datos, que es lo que más espacio acabará ocupando en el futuro. Si se va a usar el ordenador para juegos, más vale dejar al menos 100GB para el sistema operativo que se vaya a usar para esto, puesto que los juegos de hoy día consumen mucho espacio.
No obstante, también podemos dejar el espacio mínimo que requiera cada sistema operativo (a modo de ejemplo, LXLE requiere 7,5GB, Windows XP 1,5GB, Windows 7 y 8 de 32 bits 16GB y de 64 bits 20GB... aunque hay distribuciones de Linux que caben en menos de 10MB) o pasar de la partición de datos y meter un sistema operativo en todo el espacio que quede libre... En fin, cada uno tiene su forma de trabajar.
El tamaño necesario para la SWAP siempre es un tema delicado. Se va a usar, principalmente, como sustituta de la memoria RAM cuando no tengamos suficiente, así que entre RAM y SWAP deberían sumar lo suficiente para que el ordenador nunca se quede sin memoria hasta sumar 4GB, 8 GB o lo que creamos que vamos a necesitar. Visto así, cuanta menos RAM tengamos, más espacio de SWAP necesitaremos. Por otro lado, la cantidad de RAM suele estar en consonancia con el nivel del resto del equipo, y eso a su vez con las aplicaciones a las que irá destinado (y que será capaz de mover), por lo que cuanta más RAM, más SWAP debemos poner, siendo una norma "habitual" poner el doble de SWAP que de RAM.
Por mi parte, ya que el precio por GB en discos duros es razonablemente barato, suelo meter SWAP  a cascoporro. Con 20GB estoy seguro de que nunca me quedaré sin memoria, y eso apenas se nota en un disco con 500GB o más, que es lo más habitual hoy día.

Para poder usar estas particiones en Linux tendremos que asignarles un "punto de montaje". Esto se hace editando las propiedades de cada partición, tal y como muestra la siguiente captura:

En principio podemos montar cualquier partición donde queramos, pero al menos la partición del sistema deberá estar montada en "/", ya que de ahí parte todo el sistema de archivos y es donde se instalará el sistema operativo en sí.
También se suele recomendar tener una partición separada para el directorio "/home/", ya que así preservaremos no sólo nuestros archivos personales, sino también todas nuestras configuraciones del sistema y los programas en caso de formateo del sistema.
Un último detalle: Estos instaladores suelen cargar por defecto un controlador para teclados estadounidenses que no se llevan del todo bien con la disposición de teclas del español. Una vez instalado el sistema, esto es fácil de cambiar, pero a la hora de escribir los puntos de montaje cabe recordar que el símbolo "/" se encuentra en la tecla "-_", no en la "7/".

Bien, una vez pasamos este pequeño trauma y el sistema empieza a instalarse, toca crearnos un usuario. Nada del otro mundo, como veréis:

También nos preguntará por nuestra zona horaria y si la hora y la fecha son correctas... pero olvidé sacar una captura de esa pantalla. =XD

Poco más que añadir: cuando el sistema acabe de copiar los archivos reiniciará y tendremos un Linux instalado y listo para usar. Notaremos que al arrancar el ordenador nos preguntará si queremos cargar Windows o Linux (el cargador lo detecta automáticamente). Hay formas de cambiar esto (asignar una combinación de teclas, instalar el cargador de arranque en un pendrive, instalar cada S.O. en un disco físico diferente y cambiar el orden de arranque de la BIOS), pero eso merece una entrada aparte.


En la próxima entrada (que lleva varios meses hecha) veremos qué hacer si instalamos Windows después de haber instalado Linux.
Como siempre, se agradecerán comentarios, correcciones, preguntas, opiniones y tomatazos. Hace tiempo que quité el captcha y está habilitada la opción de comentar como anónimo. ¡Al ataque! =:P

P.D.: Sí, ya sé que llevo un mes entero sin postear nada. No hay excusa alguna, simplemente me daba pereza. Por otro lado he estado probando algunas cosas nuevas, así que tengo material de sobra para unas cuantas entradas más. Todo se andará...

EDITADO: A sugerencia  de mi buen amigo Ferro, añado unas sugerencias en cuanto al tamaño de las particiones.

2 comentarios:

  1. Hola. Lxle ha sido mi bautismo en linux y va de cine en mi viejo portatil. Tengo una duda. Al introducir mi usuario hay varias opciones de arranque: xp-paradigm, Os-paradigm, Unituy-paradigm y alguna más. ¿Me puedes explicar qué es eso?
    Muchas gracias

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    Respuestas
    1. Sí, por supuesto.
      Todo eso son preconfiguraciones para el entorno gráfico. Hay que entender que, a diferencia de Windows o Mac (por ejemplo), en Linux hay multitud de entornos gráficos a elegir, y la mayoría son muy personalizables.
      Esta distribución viene por defecto con el entorno de escritorio LXDE, que puede configurarse de tal manera que imite a otros entornos gráficos. Tal configuración puede ser engorrosa para los recién llegados, así que han incluido estas preconfiguraciones que se eligen al iniciar sesión.
      Para un usuario de Windows, la opción XP-Paradigm es la ideal, ya que el entorno vendrá configurado de tal manera que disponga de una barra de tareas y un menú de inicio muy parecidos a los de este sistema. OSX-Paradigm está pensado para usuarios de iMac, ya que se comporta como el entorno de Mac OS X, con un dock en lugar de barra de tareas y un lanzador de aplicaciones. Unity-Paradigm imita a otro entorno de ventanas de Linux.

      Mi consejo: pruébalos todos y elige el que te resulte más cómodo. Se puede cambiar de uno a otro en cualquier momento simplemente cerrando la sesión.

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